O cuidamos a la madre Tierra o acabará expulsándonos. Algo así debió pensar Patrick Nadeau cuando pensó en el diseño de esta casa, que se integra totalmente en el entorno en el que se encuentra, no sólo por su techo que es como un manto de hierba que se une con el suelo en el que se asienta, sino también por su forma, una onda que recuerda a un montículo, que no es más que una forma que se encuentra en la naturaleza.
Como decía el gran Óscar Niemeyer :"Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida"
Como decía el gran Óscar Niemeyer :"Lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida"
La casa está situada cerca de Reims, en Francia. El manto de hierba
por el que está rodeada, le proporciona aislamiento térmico, y además
está equipada con un sistema de riego automático, que se diseñó para ser
usado sólo en temporadas de sequía severa.
Nadeau trabajó junto con la empresa Ecovégétal para el diseño del programa de
plantación, que abarca hierbas como el tomillo y la lavanda.
La casa está construida en madera, y las elevaciones norte y sur están revestidas de policarbonato transparente.
En definitiva, más que una casa en el campo, es una casa dentro del campo, que te aleja de la contaminación, del ruido y de la actividad enloquecedora de la ciudad. Una casa que huele a tomillo y a lavanda.
Imágenes Vía Patrick Nadeau
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